CENTRO CULTURAL SAN FRANCISCO SOLANO
CENTRO CULTURAL SAN FRANCISCO SOLANO. LA GUERRA DE TULIO BAYER

Remitido por Maria Fernanda Quintero Alzate

LA GUERRA DE TULIO BAYER

Alfredo Cardona Tobón

Para algunos manizaleños de la clase alta es incómoda la memoria de Tulio Bayer, un médico con postgrado en Harvard, escritor, combatiente y revolucionario. Esos manizaleños que celebran las payasadas que hizo Gilberto Alzate Avendaño y se solazaron con la cháchara almibarada de los grecocaldenses ignoran que ese riosuseño iconoclasta, es quizás el  único caldense cuya vida interesa a quienes estudian la lucha latinoamericana contra la  corrupción y la pobreza.

Tulio Bayer nació para ser médico, denunciar a los bandidos que se enriquecían  a costa de la miseria del pueblo, bajar a los que se atornillan en el poder  y desenmascarar a los falsos profetas que creían que sin ellos el mundo se acabaría.

El combate solitario de Tulio Bayer empezó en las bancas del colegio de Nuestra Señora de Manizales contra el  futuro Obispo de Pereira Monseñor Baltasar Álvarez Restrepo, un clérigo metalizado, abusivo y sin asomo  de caridad cristiana que hizo cuanto pudo para expulsar a Tulio  Bayer porque  protestaba por la mala comida, por el alojamiento y por la discriminación a los alumnos pobres.

La batalla  continuó cuando al frente de la Secretaría de Salud Pública de Caldas descubrió que en Manizales se consumía el doble que la leche que entraba; adelantó pesquisas y encontró que le agregaban agua, no tanto los tenderos sino los dueños de los hatos, empezando por  el alcalde Jorge Botero Restrepo y otros ganaderos pertenecientes al cogollito caldense.

La campaña contra los antisociales de cuello blanco que se lucraban con las necesidades del pueblo continuó cuando hizo  públicos los negociados de la Junta de Beneficencia y le puso  freno a gente inescrupulosa que atendía consultorios sin preparación académica.

Tulio Bayer se  ganó  la animadversión de los “blancos” de Manizales y como es obvio en nuestro medio, el gobernador Sierra Ochoa lo destituyó. Regresó a las aulas de la Universidad de Caldas y siguió con   sus investigaciones sobre plantas y medicina ancestral. Por esa época gobernaba el general Rojas Pinilla y a los estudiantes les censuraron un editorial de su periódico Microtomo que se refería a la matanza de estudiantes en las jornadas de junio. Bayer les rescribió el artículo con términos médicos y científicos que decían lo mismo que los esbirros del régimen habían impedido que se publicara. Alguien tradujo el escrito al gobernador que de inmediato ordenó que lo echaran  de la Universidad de Caldas.

        

Como Bayer  había conseguido una  pasantía en la Universidad de Harvard, alistó maletas y tomó rumbo a USA donde estudió y  trabajó al lado de prestigiosos profesionales como ayudante del laboratorio. Era el hombre que necesitaba el Doctor Ernesto Gutiérrez, rector de la Universidad de Caldas, para darle caché a la facultad y  olvidando los antecedentes, o pensando que ya se  había reformado, se lo trajo como “Coordinador Científico de Ciencias Básicas”  de la Facultad de Medicina-

Sin embargo, los antiguos adulteradores de leche y los pícaros de la Junta de Beneficencia no olvidaban los malos ratos que les hizo pasar el médico riosuceño y empezaron  a buscar el  desquite que pronto les ofreció Bayer en bandeja de plata. La historia menuda de Manizales cuenta que Bayer tenía una moza desparpajada y bella que lucía sin recato por toda la ciudad.  Cuenta, también, que una noche de gala  la llevó al Club Manizales, donde dio lora y la presentó como su esposa a las encopetadas damas de la sociedad de la capital caldenses. El Obispo tronó, el rector se arrancó el cabello, los “impolutos”  clamaron al cielo y todos a uno lo sacaron del club, lo expulsaron de la Universidad y le bloquearon todas las posibilidades de trabajo en la ciudad. De Coordinador Científico, Tulio Bayer pasó a desempeñar el cargo de médico rural en el Putumayo, pues como dijo a un amigo: “la necesidad  no escoge puestos”.

BAYER Y LA REVOLUCIÓN

Una empresa farmacéutica de prestigio nacional sacó a Tulio del Putumayo y lo nombró su Director Científico. No tardó el  riosuceño en darse cuenta que lo estaban utilizando como pantalla, pues sin ningún respeto por el sufrimiento del pueblo colombiano estaban produciendo drogas que no servían para nada. La muerte de unos chiquillos en Bucaramanga desencadenó la ira de Bayer, quien al hacer públicas las marrullas de los explotadores quedó nuevamente en la calle.

Acosado por la falta de plata se dirigió a  Puerto Carreño con la promesa de un contrato en el Centro de Salud, pero el contrato jamás llegó por las intrigas de los adulteradores de leche y los ladrones de la Beneficencia. Decían que era comunista y que iba a los llanos a organizar una guerrilla.

 “A usted lo persiguen los oligarcas.  No es eso?- le dijo la dueña del restaurante donde le fiaban el alojamiento y la comida,  pues aquí no le faltará su  plato ni un rincón para que duerma”- y Tulio Bayer escogió un rincón para estudiar y colocar dos ganchos para colgar una hamaca.

Este notable médico montó su consultorio, casi gratis ayudó a la gente desamparada y fijó la puntería contra un misionero italiano con un harén de indiecitas , contra los guardias de Aduana que arrebataban las libras de arroz a los paupérrimos campesinos tildándolos de contrabandistas, contra la incuria del gobierno colombiano y la corrupción de los intendentes.

El misionero y los funcionarios corruptos acusaron a Bayer de crímenes absurdos y como pretendieron encarcelarlo, Bayer pasó la frontera, consiguió un trabajo parcial en  el hospital de Puerto Ayacucho y con argucias se hizo nombrar Cónsul Ad- Honorem para proteger a los compatriotas desamparados víctimas de los atropellos de la Guardia Nacional.

Una visita del Ministro de Salud de Colombia alborotó la sangre de Tulio Bayer, que irrumpió en el agasajo en honor del personaje, volcó las mesas con la comida preparada y le arrostró la indiferencia y el desinterés de Bogotá con la gente de la frontera.

Otra vez Bayer tuvo que levantar vuelo. Esta vez con rumbo a los llanos del Vichada donde se unió a  un grupo irregular bajo el mando de Rosendo Colmenares, alias Minuto. “Han sido los oligarcas, los gobernantes, los industriales y los políticos que he conocido- escribió Bayer en su “Carta a un analfabeta político”- los que me han hecho revolucionario, mucho más que las lecturas de Marx, de Mao, de Castro y del Che Guevara.”

LA GUERRA DE TULIO BAYER

Los grupos insurgentes que no se sometieron a Rojas Pinilla, se reagruparon bajo el mando de  Colmenares. Eran bandidos con rótulo liberal, que necesitaban una bandera y un símbolo para la guerra. Tulio Bayer les cayó de perlas, con el médico en sus filas ganaron estatus y consiguieron apoyo de la sociedad que anhelaba un cambio. Pero como en el caso de los fabricantes de drogas, esa banda de antisociales quería aprovecharse de la imagen de Tulio Bayer  y como dijo el coronel Valencia Tovar al presidente Lleras Restrepo, Bayer era “tan solo un mascarón de proa capaz de dar jerarquía a la revuelta.”

Una nueva decepción sufrió Tulio  Bayer al descubrir que se había unido  a una montonera que se lucraba de los impuestos sobre el chiqui- chiqui que producían lo indígenas y del ganado que se pasaba a Venezuela de contrabando.

Pese a la naturaleza del grupo armado de “Minuto”   se sintió la influencia de Bayer.  Mediante un golpe audaz  la llamada guerrilla capturó la guarnición de Santa Rita, en el Vichada, sin disparar ni un tiro y arrebataron las armas. No hubo heridos, ni maltratos y en forma civilizada los insurgentes devolvieron a los prisioneros en un avión que se pidió al gobierno. Cuando la gente de “Minuto” se tomó a Puerto López no se asaltó la Caja Agraria y se   pagaron las provisiones que sacaron de los almacenes.

El gobierno envió al “pacificador”  Valencia Tovar a debelar el movimiento del Vichada. Allí el general utilizó los métodos exitosos que empleó en Quinchía y en el occidente caldense para someter al “Capitán Venganza”.  Dio trabajo en vez de plomo y asistencia social en vez de la fuerza bruta.

La banda de “Minuto” vagó por las inmensidades del Vichada y Tulio Bayer, que no era guerrero ni buen caminador ni experto en tretas militares cayó ampollado, enfermo y  rezagado en manos del ejército nacional. Por suerte  no lo fusilaron, si se escapó de la ley de fuga fue gracias a un oficial pundonoroso que le salvó la vida.

ADIÓS A  TULIO BAYER

Para deteriorar la imagen de Tulio Bayer, el gobierno de Lleras Camargo pretendió presentarlo como un desquiciado mental. Lo acusaron de todo de la manera más vil, el presidente de la Suprema Corte, asqueado de la parcialidad del proceso, dijo a los cuatro vientos que Tulio Bayer no era un bandido, ni un asesino, ni un loco, que simplemente era un rebelde.

Me juzgan o me fusilan”,  le escribió Bayer al presidente Valencia; y  tras un año entre rejas, viajó a Caracas con la intención de radicarse en Venezuela. Después de  algunos trámites lo nombraron médico de un puesto de salud en la isla de “Los Roques”, pero debido a una publicación en la revista “Selecciones del Reader Digest” de marzo de 1963, donde lo señalaban de comunista internacional organizador de guerrillas, tuvo que salir  del vecino país y asentarse en Maicao donde lo recibieron con aire festivo. Los “caciques” .se sintieron incómodos y trataron de sacarlo de la ciudad, pero eso no era tan fácil con Tulio Bayer  que montó su consultorio y como era un excelente médico empezó a irle viento en popa.

La lucha armada siguió en la mente de Bayer, pero  no quería repetir la experiencia del Vichada con montoneras sinobjetivos; creía que con unos comandos convencidos de la necesidad de cambio, podía repetir la hazaña de Fidel Castro en la Sierra Maestra, Así pues, contrató un jeep  y con cuatro compañeros, uno de ellos de Anserma y otro español, se internó en la Sierra Nevada con la ilusión de ganar a los arhuacos para su causa. Al mes se acabaron las provisiones y se desvaneció  el ánimo de los muchachos que acompañaron a Bayer en su loca aventura. Una mañana despertó solo;  los revolucionarios habían desertado.

De regreso a Maicao, Tulio Bayer recibió la visita de unos oficiales norteamericanos  que querían conocerlo. Al principio todo iba bien: cerveza va, cerveza viene hasta que uno de ellos que sabía castellano vio un afiche con consignas de la revolución cubana y le preguntó por qué apoyaba a un comunista- Bayer respondió que estaba en libertad de poner en sus muros lo que le diera la gana y se burló de las insignias del coronel. Entonces se armó una gazapera, un veinte de julio pequeño con el pueblo   raso gritando afuera: ¡Viva Colombia! ¡Mueran los gringos!

Después de ese incidente  vieron a Bayer en las manifestaciones obreras en  Santa Marta. Como aún no se había resuelto su situación jurídica, pues estaba en una especie de  libertad condicional,  el gobierno de Lleras Camargo quiso ponerlo de nuevo tras las rejas; para escapar de los “demócratas” colombianos que lo acosaban, Bayer  se refugió en la casa de la embajada de Méjico, donde al cabo de unos meses de espera consiguió, por fin,  asilo en le país norteño, de donde pasó a Cuba con la  esperanza de encontrar el  apoyo de Fidel Castro y del Che Guevara.

Más desilusiones esperaban a Tulio Bayer en la isla antillana. Al criticar los métodos y la burocracia, el desorden y la inoperancia de la revolución cayó en desgracia con los altos mandos castristas. Ante esa situación y viendo que estaba en peligro de morir asesinado, aprovechó un intercambio con Checoeslovaquia para viajar a Europa y radicarse en Paris donde participó en las revueltas estudiantiles que cambiaron a Francia.

En la Ciudad Luz se le unió  Emira Pèrez,  la abnegada compañera venezolana que sufrió con Tulio Bayer persecución y privaciones desde su estadía en Puerto Ayacucho. Fue difícil la vida en Paris… Bayer estaba enfermo y apenas se sostenía traduciendo noticias para el periódico “Le Monde” y ganando unos francos como médico en comisarias policiales.

.Un infarto fulminante cortó  los sueños de Bayer en una madrugada parisina. Aunque no logró hacer su revolución ni acabar con los antisociales de cuello blanco que siguen robándose a Caldas y a Colombia, Tulio Bayer dejó su huella en las generaciones pensantes: Si se quiere tener una radiografía del país ahí está su libro “Carta abierta  a un analfabeta político”. En “Carretera al mar” vemos la violencia política que empezó a ensangrentar al Urabá antioqueño en el régimen de Ospina Pérez; en “Gancho ciego” se palpan las vicisitudes y lacras en el sistema carcelario colombiano y en “San bar, vestal y contratista” queda al descubierto la falsedad de una iglesia que   pregona igualdad con ministros sesgados y corruptos.

El 27 de junio de 1982,Tulio Bayer  murió en París al lado de la mujer que lo acompañó en todas sus aventuras. Se murió a destiempo pues según sus palabras todavía no había decidido morirse y abandonó este mundo añorando a su tierra del Ingrumà,  al  Riosucio del guarapo y del diablo parrandero.
Después de muchos años de olvido los paisanos de Tulio Bayer están exaltando la memoria de este otro Quijote. En el  "Encuentro de la Palabra" de 1996 Carlos Bueno O. dictó una conferencia sobra la vida y obra del médico Bayer  y César Valencia Trejos propuso un monumento en honor de ese soñador que siempre abrigo la esperanza de ver una Colombia libre de odio, donde la gente humilde y la sufrida clase media dejaran de apuntalar a los poderosos  y donde el pueblo unido se librara de una clase que por siglos ha estado esquilmando a Colombia y viviendo del trabajo ajeno.

POR QUÉ ME INTERESA TULIO BAYER?

Alfredo Cardona Tobón

Porque siendo un personaje más conocido que cualquier matachín, poeta o juglar de Riosucio, Caldas, y el único que acompaña a Otto Morales Benítez en estudios de eruditos internacionales, ni lo mientan en su tierra.

Porque los manizaleños tendieron un manto de olvido en torno a ese médico de casi dos metros, figura de gorila, malas borracheras y sin pelos en la lengua.

Porque las guerrillas apoyadas por Cuba, se aprovecharon de su ingenuidad y casi lo convierten en un segundo Camilo Torres Restrepo.

Porque desenmascaró a la caterva de bandidos de cuello blanco que se enriquecieron y siguen enriqueciéndose a costa del hambre del pueblo colombiano.

Porque Tulio Bayer no creyó en la santidad de los santos del catolicismo, que como Fray Ezequiel Moreno desencadenaron el odio entre hermanos,  o como el Obispo Builes azuzaron a los bandidos, o como el Obispo Baltasar Restrepo creyeron que los malos eran los campesinos que hicieron frente a sus verdugos en el occidente del Viejo Caldas.

Porque no le tuvo miedo a los “pájaros” y se atrevió a ejercer la práctica rural en una zona infestada de bandidos.

Me interesa la vida de Tulio Bayer porque le importó más atenuar el sufrimiento de los desvalidos que el dinero, porque creyó infantilmente que con un puñado de llaneros desarmados, anémicos y desnutridos podía hacer frente a los veteranos entrenados en contraguerrilla.

Porque  no se tragó el cuento de que los Lleras, el infame Laureano y demás usufructuarios  de la Patria  podrían ser los salvadores de Colombia en la repartija del Frente Nacional.

Porque no fue conservador ni liberal sino simplemente un colombiano adolorido por las injusticias y el abandono de sus compatriotas.

Porque se enfrentó a ministros,  “cacaos” y a corruptos y bravucones .

Porque Tulio  no reconoció barreras sociales ni le caminó a los fariseos y a pesar de ser escandaloso, mal marido, mal padre… tuvo genuinas demostraciones de humanidad y caridad,

La Carta abierta a un analfabeta político” es una radiografía de Latinoamérica  desconocida en Colombia. Los otros tres libros de Tulio son obras profundas y bien escritas que no aparecen en los registros de autores caldenses. Por ello, también, las he leído y estudiado para entender por qué las han extrañado de nuestra literatura.

Un muchachito que curó una chucha tiroteada por su padre, que le pidió a Dios que se lo llevara si no podía entrar a la facultad de medicina, que afrontó la persecución enconada de un rector arbitrario, no era un muchachito común, por eso Tulio Bayer me parece fuera de serie.

Un profesional que defendió a los manizaleños pobres al enfrentarse a los “blancos”de la ciudad que vendían leche contaminada y convirtieron la lotería y el hospital en feudos particulares  y desenmascaró  a los bandidos que traficaban con la salud del pueblo con drogas innocuas y costosas, es una persona admirable.

Un colombiano que se levantó en armas desesperado por la vida infeliz de las clases populares no es cualquier compatriota .

Por todo ello, por la persecución montada contra Tulio, por su obra en Francia en favor de los africanos y argelinos…. Porque creyó en la amistad y fue traicionado por los amigos... por todo ello ..  me interesa y admiro la vida de Tulio Bayer.

Ha sido difícil seguir las huellas todavía calientes del médico Bayer. Se ha tejido una leyenda que distorsiona su vida. Algunos lo han tildado de inadaptado, conflictivo, desmesurado, iluso, iconoclasta… un extraño individuo “de humor ácido, léxico abundoso en palabrotas y frases cortantes de agresivo cinismo.” Otros  lo ven como “un talentoso médico, escritor y científico, que ante las injusticias y abusos de la clase dirigente, decidió levantar su voz de protesta y desafortunadamente también las armas”. 

La tenacidad y entrega de Tulio Bayer por la defensa de sus ideales lo hicieron blanco de la persecución de sus contradictores, llevándole al exilio y al olvido colectivo.

Fuentes

 Los libros de Tulio Bayer

Entrevistas con familiares de Tulio Bayer

RESTREPO Cuartas Jaime-  La guerra en todas partes- Fondo Editorial EAFIT- Medellín 2008

BUENO Osorio Carlos-Tulio Bayer, solo contra todos- Instituto Técnico Metropolitano- Medellín 2008

María Fernanda Quintero Alzate

Memoria -Territorio-Derechos Humanos

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